2020, ¿el año de la automatización?

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2020, ¿el año de la automatización?

El comienzo de un nuevo año siempre es un buen momento para recordar predicciones fallidas por científicos e instituciones de prestigio, como las siguientes recogidas en un artículo de la revista Best Life:

► El Colegio Nacional de Cirujanos de Escocia predijo en 1911 que los humanos, por anatomía, solo tendríamos 1 dedo en cada pie en 2020
► La revista Popular Mechanics predijo en 1951 que hoy en día todos tendríamos en el parking de casa uno o dos helicópteros
► La Rand Corporation predijo en 1994 que en 2020 tendríamos empleados animales, como por ejemplo “el chófer simio”
► Michael J. O’Farrell, fundador del Mobile Institute, predijo en 2014 que la teletransportación y la telepatía empezarían a ser posibles en 2020 y comunes en 2040

Todas estas son previsiones fallidas de la historia de la humanidad para el año 2020. Pero no siempre fallan. A veces se anticipan en desgracias como los atentados del 11 de septiembre de 2001 (Tom Clancy relató en su novela de Deuda de Honor publicada en 1994 como un 747 se estrellaba contra el Capitolio) y en otras, con cambios tecnológicos que influyen en muchos aspectos de nuestra vida; como en Minority Report, una película estrenada en el año 2002 y ambientada en 2054 aplaudida por ser profética en cosas que hoy en día ya son una realidad: coches que no necesitan conductor, anuncios publicitarios personalizados, ordenadores controlados por gestos o la automatización de la voz en el hogar. Y es precisamente en la automatización donde nos vamos a centrar en este artículo.

La automatización, ¿progreso o amenaza?

La automatización es un sistema donde se trasfieren tareas de producción, realizadas habitualmente por operadores humanos, a un conjunto de elementos tecnológicos; por ejemplo los robots que utiliza Deutsche Bank para reemplazar a 18.000 trabajadores en un plan radical de reestructuración.

Viktor Mayer-Schönberger y Kenneth Cukier, autores del libro Big Data, la revolución de los datos masivos, reflexionan sobre la automatización en este párrafo: “En el futuro, y antes de lo que pensamos, muchos aspectos de nuestro mundo que hoy son competencia exclusiva del juicio humano se verán incrementados o sustituidos por sistemas computerizados. No solo conducir un coche o ejercer de casamentero, sino tareas aún más complejas como el diagnóstico de enfermedades, la recomendación de tratamientos o tal vez incluso la identificación de delincuentes antes de que cometan un delito”.

Big Data. La revolución de los datos masivos

Predecir que un delincuente vaya a cometer un delito de momento solo se puede en Minority Report, pero la realidad es que la automatización puede generar esperanza por el progreso que supone en la sociedad (aumenta la productividad y nuestro bienestar), y miedo por amenazar como mínimo al 14% de los empleos actuales en el mundo y hasta el 21,7% en España según la OCDE. Y este miedo no solo viene de noticias como la de Deutsche Bank, sino de otros casos conocidos como el de JD.com, una plataforma china de comercio electrónico que inauguró en 2018 un centro en Shanghái que procesa 200.000 órdenes diarias con solo cuatro trabajadores o las tiendas sin dependientes que ha abierto Amazon Go en Estados Unidos.

 

ejemplo de automatizacion de amazon go

Pero ese miedo no es más que la incertidumbre que genera la automatización. Como en su día lo hizo la Revolución Industrial. Según declaró a la Retina Rafael Doménech, director de Análisis Económico de BBVA Research, “el aumento del empleo se dará en ocupaciones en las que dominan las tareas no rutinarias, tanto las muy cualificadas y más abstractas como aquellas que, necesitando poca cualificación, precisan de habilidad manual o comunicación personal”. Por lo tanto, mientras declinan quienes se dedican a introducir cifras, los contables, los administrativos y las secretarias o secretarios; emergen los analistas de datos, los expertos en inteligencia artificial y machine learning y los directores generales y de operaciones. Y además de todo eso, tendremos más tiempo para realizar tareas de valor que la tecnología no es capaz de resolver.

En conclusión, qué los robots destruyan algunos empleos no significa necesariamente que el número de empleos totales dentro de la economía vaya a descender. Generarán otros de manera directa o indirecta. Es una cuestión de adaptación.

¿La desrobotización es posible?

El contraste de las noticias de Deutsche Bank, JD y Amazon Go lo encontramos en un artículo reciente de Le Monde. En él se plantea si la desrobotización es posible por la desaparición de los túneles de lavado de coches automáticos en Reino Unido, siendo reemplazados por el clásico lavado a mano.

En referencia a esta noticia, el economista española Santiago Niño Becerra manifestó en La Ventana de la Cadena Ser que esta situación se debe a que “un túnel automático requiere una inversión importante y estar sujeto a fuertes medidas de control. Cuando los salarios han llegado a un nivel tan bajo como el actual y hay abundancia de personas con una cualificación baja, el lavado a mano resulta más barato y las regulaciones medioambientales no son tan elevadas”.

En todo caso y teniendo en cuenta los precedentes, 2020 promete ser un año apasionante para la automatización, sin olvidar que el camino inverso, el de la desrobotización, aunque en casos remotos, también es posible.