Qué es el síndrome de BurnOut en el sector sanitario

El síndrome de BurnOut, también conocido como síndrome del trabajador quemado o de desgaste profesional, se trata de una patología, marcada por un agotamiento emocional, físico y mental propiciado por situaciones estresantes, altas exigencias o falta de satisfacción laboral.

Hoy en día, hasta un 10% de los profesionales alrededor del mundo sufren esta enfermedad. Fue reconocida en 2019 por la OMS en la Clasificación Internacional de Enfermedades – evidenciando así la gravedad de este tipo de ansiedad laboral con el objetivo de poder reconocerlo y tratarlo a tiempo-. La propia organización define este trastorno como “el resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo”.

Como hemos comprobado durante estos últimos años, a raíz de la COVID-19, el sector sanitario se ha visto sometido a unos niveles de estrés desbordantes. Colapso de los hospitales, largas listas de espera, falta de material sanitario e infinitas jornadas de trabajo marcadas por una sobrecarga física y emocional. Ya en 2021, los datos publicados por la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) reflejaban que un 64,4% de los profesionales sanitarios sufrían BurnOut por la crisis de la COVID-19. Esto ha provocado un aumento en el número de sanitarios que padecen estrés y depresión, de los cuales un alto porcentaje terminan optando por pedir la baja laboral como única solución.

Si bien es cierto que estamos experimentando un descenso en la incidencia de la COVID-19, el síndrome de BurnOut no se resume en consecuencia única de esta. Se trata de una realidad que los profesionales sanitarios enfrentan desde antes, durante y después de la pandemia. Es importante tomar consciencia sobre esta patología y ayudar a ponerle freno.

Causas del Síndrome de BurnOut

Las causas que pueden dar lugar a este síndrome en el sector sanitario son multifactoriales. Entran en juego variables laborales, personales e institucionales. Aun así, entre las más determinantes, nos encontramos:

Exceso de estimulación aversiva
Continuo contacto con enfermos que exige un cierto grado de implicación para establecer una relación de ayuda
Escasez de formación en habilidades de autocontrol de emociones, además de las de los pacientes y familiares
Burocratización en las instituciones sanitarias
Largas jornadas de trabajo que dificultan la conciliación de la vida personal y profesional. Con un horario de trabajo irregular marcado por turnos
Falta de recursos o personal necesarios para desempeñar una correcta labor profesional, frente a una proporción muy alta de enfermos a los que deben de atender
Encontrarse bajo mucha presión, por un aumento de exigencia laboral
Sufrir un entorno laboral negativo o deteriorado durante un largo periodo de tiempo
Aislamiento
No poder controlar decisiones laborales de gran valor

Consecuencias en el entorno laboral

Este síndrome es el detonante de otros problemas de salud física y mental graves, por lo que es importante reconocer de forma temprana sus síntomas para poder tratarlo.

Pero ¿cuáles son esos síntomas? El trabajador quemado puede presentar un agotamiento diario, desmotivación, irritabilidad o incapacidad para concentrarse, entre muchas otras manifestaciones.

Así se están sintiendo muchos de los profesionales del sistema de atención primaria, que como consecuencia directa de este desgaste, da lugar a un:

Deterioro en el desempeño profesional

Detrimento en los servicios prestados
Absentismo
Renuncia al puesto de trabajo
Riesgo de accidentes laborales
Empeoramiento del clima laboral
Riesgo de contagio al resto de empleados

Sin embargo, el Síndrome de BurnOut se puede identificar y categorizar fácilmente en función de la gravedad que presenten quienes lo sufren. Analizando los factores que intervienen en su aparición, podremos definir un tratamiento e implementar las herramientas de autoayuda adecuadas para el personal sanitario. Todo ello, bajo un programa adecuado y diseñado específicamente para mejorar la salud de nuestros trabajadores.

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